AMOR INCONDICIONAL
El otro día soñé algo que me
impresionó. En ese momento no sabía que era algo premonitorio. En el sueño veía
un coche volcado en un rio que al parecer había tenido un accidente. La
conductora una mujer joven se había ahogado. En el asiento posterior viajaba,
en una silla adaptada su pequeña hija, un bebé de un dos o tres años. La hija
no se había ahogado y permanecía en las gélidas aguas del rio soportando una
temperatura insufrible.
Lo que me conmovió fue ver el
cuerpo astral de la madre, que se había desprendido por la muerte, que no se había
alejado del coche y estaba abrazando a su pequeña para darle calor y proteger a
su bebé.
El amor que irradiaba la madre
era absoluto, intenso. Ni siquiera se preocupaba de su muerte sino de proteger
a su pequeña niña.
Aquella experiencia me
sensibilizó hasta el punto de despertarme llorando en plena noche. Recordé
entonces que los lazos de amor no desaparecen por la muerte. Comprendí asimismo
el amor que desarrolla una madre por sus hijos y contraste tristemente la
cantidad de muertes que se dan en el planeta por guerras, ambición, fanatismo o
poder. Bastaría un pequeño porcentaje de ese amor de aquella madre en el rio
inyectado en cada ser humano para cambiar el destino del planeta, produciendo
paz y respeto por la vida.
Desgraciadamente, dos días
después, leía en las noticias que una madre había fallecido en Estados Unidos en
las mismas circunstancias de mi sueño. La niña había resistido 14 horas antes
de ser rescatada por los bomberos. Curiosamente el grupo de rescate que solo
había permanecido unos minutos en el agua tuvo que ser asistido en el hospital
de hipotermia, mientras que el bebé resistió 14 horas asistida por el cuerpo
astral de la madre fallecida.
Quizás estas cosas tengan poca
importancia para la mayoría de las personas, pero unas gotas románticas de amor
en este tiempo tan confuso puede incentivar el lado positivo que todos los
seres humanos llevamos dentro.
Heliocentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario