Pregunta: Sres. De Heliocentro; he
leído un magnífico artículo suyo titulado “El ser evolutivo” Me gustaría
concretaran más sobre las formas prácticas de llevar a cabo estas ideas.
Gracias.- Juan José Martinez Checos.
Estimado
amigo: Gracias por acudir a nuestra página.
Aunque sea repetitivo en los conceptos, nuestra idea evolutiva que el ser humano debe llevar a cabo en los
próximos tiempos, se ajusta a estos patrones, enunciados en el artículo de
referencia que divulgamos en su día.
CONTROL DE
LA NATALIDAD
Hace años se
estrenó una película preciosa llamada “El planeta Libre” donde se repasa en
forma crítica nuestra forma de vivir. Es recomendable volver a verla. En una de
sus escenas se ve a los habitantes de dicho planeta acudir a una asamblea,
acompaños de sendos visitantes:
-
¿Para qué es esta asamblea?
–preguntaron los visitantes-
-
Para saber el número de hijos
que vamos a tener.
-
¿Cómo es que decidís tener los
hijos por asamblea?
-
Según la cosecha que tengamos
así será el número de hijos.
En este caso el patrón
para tener los hijos no dependía de los
padres, ni de la sociedad, sino del planeta, de las posibilidades de alimentar
a sus criaturas.
En
contraposición a esta idea, tenemos en nuestro planeta madres en Somalia que
con 25 años tienes ya 8 y 9 hijos, pues empiezan a tenerlos a los 16 y no paran
de embarazarse hasta el final de su vida fértil. Está claro que la mayoría de
estos niños morirá por el camino o tendrán desnutrición crónica hasta el resto
de sus vidas.
El agricultor
sabe que si emplea una buena semilla y unas condiciones ambientales y
nutricionales adecuadas para la tierra, se dará los mejores frutos. En el ser humano se dan las mismas condiciones. Si el padre y la madre, tienen un
equilibrio psico-físico adecuado y las condiciones económicas, educacionales y
sociales adecuadas, nacerá un hijo feliz que a su vez engendrará otros tantos
hijos en las mismas condiciones saludables haciendo así una raza más fuerte y
más prospera.
El nacimiento de
un hijo es el acto más sagrado que el hombre puede concebir. Pues en el último
niño nacido en este planeta está codificada toda la información de la especie.
Solo cuando entendamos que el último hijo terrestre es un Dios viviente y procuremos los medios y las condiciones apropiadas para su desarrollo y educación, conseguiremos un horizonte feliz para toda nuestra especie. No podemos estar adorando a un “niño de barro en un pesebre” que nació hace dos mil años, ignorando que 40.000 niños se mueren al día de hambre en este planeta.
Solo cuando entendamos que el último hijo terrestre es un Dios viviente y procuremos los medios y las condiciones apropiadas para su desarrollo y educación, conseguiremos un horizonte feliz para toda nuestra especie. No podemos estar adorando a un “niño de barro en un pesebre” que nació hace dos mil años, ignorando que 40.000 niños se mueren al día de hambre en este planeta.
Dos padre
drogadictos, no deberían tener hijos. Dos padres incapaces, sin medios, sin
dinero, sin dignidad, no deberían tener hijos, pues sus carencias materiales,
emocionales y psicológicas las encarnan sus propios hijos y por supuesto el
colectivo humano.
No podemos ser
tan simples con doctrinas que no permiten usar el preservativo como medio
anticonceptivo, dejando que nazcan niños que no pasaran del año de vida,
muriéndose de sed de comida o de enfermedades. Esto sí que es un pecado grave
de omisión o de falta de responsabilidad con el niño, y no la manía de atribuir
al sexo la condición de pecado. El sexo es una función puramente hormonal que
es consustancial al ser humano, que ignorarla, castrarla o hacerla pecaminosa
es ir en contra de la naturaleza más elemental. Sin embargo el sexo no
controlado, manipulado, especulado o mal empleado no debe ser la causa de que
nazcan hijos, que como antes dije pagan los errores de los padres.
Si una manada de
animales prolifera en exceso, es la propia naturaleza la que regula su extinción
o su aniquilamiento por parte de otras especies, o por adaptación al medio.
Cada nación, país, región o ciudad establece en forma natural, el número de habitantes que debe tener, para
vivir en armonía y en paz. Una ciudad
con 15 ó 20 millones de habitantes, no es natural, es insano, es
impersonal y con el tiempo tiende a la
aniquilación de la especie que la habita.
Se calcula que
dentro de 50 años, el número de habitantes de la Tierra será del orden de 11 o
12 mil millones de seres. De todo este
colectivo las 2/3 partes pasará hambre con carencias de agua y de las
condiciones de vida adecuadas para que el espíritu que habita en nosotros
desarrolle con dignidad la vida y el aprendizaje reencarnacional que nos toca
vivir.
Hubo un tiempo,
que la Tierra estaba infra-poblada y se requería de nacimientos. Ahora mismo
nuestro planeta esta superpoblado y es necesario regular el crecimiento
demográfico o nos tendremos que enfrentar en breve a una brutal selección
humana.
EL NACIMIENTO DE
UN NIÑO ES EL ACTO MAS SAGRADO QUE PUEDE CONEBIR EL SER HUMANO Y EL SER NACIDO
ES UN DIOS VIVIENTE AL QUE HAY QUE DOTARLE DE LOS MEDIOS FISICOS, PSICOLÓGICOS
Y EMOCIONALES ADECUADOS PARA QUE SU ESPIRITU SE DARROLLE EN PAZ, FELICIDAD Y
PROGRESO. SABIENDO QUE EL NIÑO QUE HOY NACE Y CUIDAMOS, MAÑANA SERÁ NUESTRO
PADRE O NUESTRO ABUELO. PUES LA RUEDA DE LAS REENCARNACIONES ES UNA LEY QUE
ESTA POR ENCIMA DEL HOMBRE.
UN PATRON
EVOLUTIVO
Se ha mitificado
en los romances y en las leyendas épicas, la lucha de Merlín y las viejas tradiciones
druidas con la llegada del cristianismo a Inglaterra. Para los antiguos, eran
las fuerzas de la naturaleza las que se deificaban. Así pues tenemos a Dioses
como Neptuno que era el soberano del agua o a Eolo, el señor del viento. O bien
a las fuerzas que vivían en los bosques, donde los duendes, sátiros, hadas y
séfiros, encontraban en el equilibrio natural su razón de existir y de
perpetuar la vida y las especies.
Siempre se cita
la anécdota del jefe Indio piel roja Seattle, que ante la demanda del presidente
de turno de los estados unidos, en la pretensión de comprar a los indios sus
territorios de cada; Éste respondía:
-
¿Cómo quiere que le venda la
tierra de mis antepasados; si es el hombre el que pertenece a la tierra y no la
tierra la que pertenece al hombre?
Cómo se puede
vender el agua, la luz, el frescor de las mañanas o el canto de un pájaro. Aun
vendiéndolo, la tierra permanece y el dueño de la tierra muere y es sepultado
en dicha tierra.
Desgraciadamente
hoy pagamos por el agua, por la energía solar, por la contribución de la
propiedad de la tierra, por los caminos, por la vida en los cotos de caza,
etc,etc,….
El ser humano se
apartó hace miles de años de la senda y del patrón evolutivo natural y creo
patrones antropomórficos humanos, dotando a estos hombres-dioses de virtudes
que había que imitar como modelo de desarrollo. Así al deificar a Jesucristo se
crearon normal, ritos y preceptos que trataban de imitarle por encima o en
contra de la ley natural. Otros tantos hicieron objeto de adoración a Buda, o a
Mahoma o a otros tantos Mesías, profetas o dioses de carne.
De acuerdo a
estos preceptos, nada impide incluso se promociona el hacinamiento humano en grandes ciudades, donde el aire es plomo,
donde se come plástico o donde las relaciones humanas están presididas por el
crimen, la desigualdad y la mala distribución de la riqueza. Jamás
ninguna tribu india o ningún poblado druida podían concebir este amasijo de
seres humanos sobreviviendo en una ciudad. El poblado se establecía en función
del manantial de agua, del territorio de caza y del número de especies que
contenía para la vida o de la capacidad de sembrar en tal o cual terreno. Era
el sitio, las condiciones climáticas y la seguridad la que establecían el
poblado.
Se crecía con el
patrón evolutivo terrestre. Es el territorio el que determina la natalidad, la
forma de vida y las relaciones sociales. Un lapón no puede tener las mismas
pautas que un sevillano, puesto que el clima determinan cambios de
comportamiento y sociológicos.
Ahora mismo las
grandes ciudades se han establecido por
motivos económicos, puesto que las grandes industrias han creado en su entorno
hábitat de mano de obra y trabajadores que no pueden sino vivir al amparo de la
empresa o de las fluctuaciones del mercado.
Lo curioso es
que hace 100 años, cuando el modelo era rural, los padres de familia,
alimentaban 7 u 8 hijos, incluso a los últimos les daban estudios, y ahora
mismo un ciudadano que ha terminado la universidad no puede pagar su vivienda,
su alimento, su teléfono o su gas y electricidad, cuanto menos, alimentar o
criar un solo hijo.
La verdadera
vida espiritual no puede progresar sin el proceso evolutivo de la Madre Tierra.
Se evoluciona con el mosquito, con el árbol, con el lobo y por supuesto con tu
vecino. Si se corta un árbol hay que
plantar dos. Si se mata un animal hay que poner dos. Si el abuelo muere. Es el
nieto el que debe ocupar la tierra que le alimento y dejar en un trozo de la
parcela una pequeño tumba donde yacerá el abuelo y sus huesos, que a su vez
nutrirán la tierra.
El crecimiento
salvaje de la Era Industrial ha
propiciado la despoblación del campo y del medio rural. Y este modelo salvaje se ha hecho por
motivaciones económicas y no humanísticas.
Es por esto que
una nación, se dan cuatro o cinco provincias ricas y 20 o 30 sin ningún recurso
industrial. Si se hubiera distribuido la industrial con un patrón de justicia y
de equidad. El señor que vivía en el campo de sus antepasado no habría
abandonado su casa, sus costumbres, su huerta y sus cerdos y gallinas y a media
o una hora tendría la fábrica o el centro que le permitiría desarrollar su
profesión de ingeniero o de médico. Este
hombre podía sembrar en la mañana unas zanahorias y la mediodía estar en un
centro de producción o cuidando a un
enfermo. Al atardecer volvería a su tierra donde yacen sus antepasados y podría
contemplar las estrellas, pescar en el rio o pasar un buen rato con sus vecinos
en la taberna.
Ahora nuestros
campos están desolados, sin árboles y las ciudades son verdaderas cloacas
contaminantes de seres humanos dirigidos como borregos, por modas, leyes y adoctrinamientos injustos y
poco evolutivos.
Para nosotros el
modelo es sencillo: Nada más levantarme debo atender a mi clan familiar,
sembrando la tierra, cuidando mis árboles y dando de comer a mis animales.
Ahora mismo con la tecnología que tenemos con solo media hora sobra tiempo para
hacerlo. Limpiar los paneles solares, mirar el agua de la acequia para que no
falte para el verano y después acudir a mi centro de trabajo cercano donde me
auto-realizado como médico, profesor o trabajador de una empresa de montaje, de
una industria, que no contamina y que se adapta en forma precisa a las
condiciones ambientales perfectas para preservar la vida. Y como antes he
citado, el tejido industrial de una nación debe establecerse humanísticamente en función de la tierra y
del hombre, distribuyendo por cada rincón del territorio los medios
tecnológicos adecuados para que nadie abandone sus raíces y la tierra que sostuvo a sus antepasados.
Al no haber
superpoblación, no hay problema de tierra, yo tengo la de mi clan y mi hijo la
heredará en igual medida.
Cuando
corresponda deberé acudir a la asamblea territorial y prestar mis servicios al
modelo de crecimiento colectivo. Pero aún siendo el último peón de tal o cual empresa, o bien el
presidente de una nación. En forma sagrada e ineludible, tendré que sembrar
cada mañana mi huerta, cuidar mis
animales y podar mis árboles frutales.
Educar a mis hijos y por las noches mirar al cielo y dar gracias a Dios
por permitirme vivir en este maravilloso planeta al que amo incondicionalmente
como amo a mi hijo y a mis seres queridos.
En una sociedad
bien desarrollada las ciudades no existirían, sino centros administrativos y de
gestión del territorio, pero estos centros no hacinarían al hombre. Cada hombre cada ser
humano debe vivir en, por y para la tierra. Si mañana debo cumplir como funcionario de tal
o cual gestión colectiva, seguiré responsablemente el modelo sostenido de mi
tierra, de mi granja y de mis animales. Gestionaré en forma sabia la energía
del viento, del Sol y del agua para que
nunca falten tanto a mí como a mis vecinos y por supuesto no pagaré impuesto
alguno por beber el agua, utilizar la luz del Sol o calentarme con las ramas de
la última poda del bosque de mi pueblo.
A lo largo de la
Historia hemos tenido guerras donde se ha diezmado la población. Hambrunas,
pestes y otras tantas catástrofes, pero el ser humano ha sobrevivido. La guerra
que ahora estamos emprendiendo no es contra nosotros mismos, sino contra Gaia;
es decir contra la Tierra y por supuesto, esta guerra tened la seguridad de que
la vamos a perder.
El cambio
climático ya es irreversible y la superpoblación y agotamiento de recursos
imparable. Pueden ser 50 o 200 años, pero Gaía va a diezmar al hombre. Eso sí; las inundaciones, los terremotos, la
hambruna y la contaminación mataran a millones de seres humanos, que
curiosamente agonizarán con una Biblia en la mano, invocando a tal o cual Dios
o rezando tal o cual letanía.
¡Qué lejos
estamos de Dios! Sin habernos dado cuenta que como decía Merlín dios es el
bosque, el lago y el venado. Y resulta
más blasfemo invocar en un altar a un ser muerto o a una estatua a la vez que
contaminamos nos hacemos insensibles y depredadores de la vida.
Lo hemos dicho
muchas veces y deseo repetirlo ahora. El
modelo evolutivo más perfecto y que ha resistido revoluciones, guerras, dogmas
y catástrofes, es el modelo esenio (Leer a Flavio Josefo). Estos monjes
vivieron en armonía cerca de 600 años hasta su aniquilación en Masada por los
romanos. Vivían empleando la mañana en
el cuidado del huerto y el resto de día dedicándolo a la oración. Su modelo fue
trasmitido a Europa en las órdenes del
Cluny y del Cister y el modelo del ermitaño.
Los monjes que antes y ahora viven en su convento, entierran a sus
muertos bajo el huerto que cultivan cada día y viven cultivando su espíritu.
Este modelo es parecido a los Amis, esta sociedad religiosa que viven en EE.UU
como en la edad media, sin televisiones, teléfonos y coches.
Está claro que
no podemos ni debemos emplear todo el tiempo en rezar y meditar. Pero si adaptamos este modelo
antiguo a nuestra forma de vida actual, emplearemos un poco de tiempo en
nuestro huerto y el resto del día, desarrollando mi profesión de médico,
carpintero o minero en la industria que tengo a media o una hora de mi casa y
de mi huerta. Y claro está, si tendremos televisión, teléfono o coches
ecológicos, pues el ser evolutivo es un hombre que vive con la ciencia y la
conciencia.
En la medida que
se progrese en democracia el ser humano erradicaría los nacionalismos, las
fronteras, los idiomas y las diferencias culturales. Hay que tender hacia una
Sinarquía y no a la división, por género, cultura, riqueza, fuerza o dominio de
unos sobre otros.
UN PATRON
ESPIRITUAL
Al tiempo de
contestar a su pregunta, se están dando duros enfrentamientos, muertos y
violencia en oriente por un video de internet que al parecer insulta a Mahoma.-
Resulta patético asistir a estas manifestaciones fanáticas religiosas en pleno
siglo XXI. Hasta el momento presente la Historia de nuestro planeta nos muestra
cómo debido a las religiones el hombre ha producido muertos, violencia,
inquisiciones, persecuciones y tiranías en todo el Globo. Las religiones forman
parte de un primitivo estado de conciencia y generan fanatismo, irracionalidad,
sumisión y superstición.
Otros dicen que
la espiritualidad de la India no produce esta violencia. Es cierto. Pero estas
formas más armónicas de entender la religiosidad, llevan consigo una enorme
carga de pasividad, inoperancia y rechazo al progreso científico y material del
ser humano.
Como cito en el
artículo objeto de su pregunta NOSOTROS PREFERIMOS AL SER EVOLUTICO, PUESTO QUE
ESTE SER EMPLEA, LA CIENCIA, LA INTELIGENCIA,
EL HUMANISMO Y LA PRACTICA DE LA VIRTUD, para centrar a dios en el
hombre y no alejándole mediante la superstición y el misterio a cielos
inalcanzables o paraísos utópicos.
Las religiones
generan dos problemas fundamentales; por un lado, dogmas de fe absurdos y
pasados de moda y por otro lado todas generan “castas sacerdotales” que
manipulan la conciencia humana generando adeptos sicarios, mártires y santos
que de ninguna manera pueden adaptarse al progreso evolutivo de la sociedad.
Si las
religiones desparecen, si dejamos de adorar a seres antropomórficos, si nos
alejamos de los ritos ceremoniales mágicos, propios de seres supersticiosos y
por otra parte practicamos una ética universal de Justicia, Paz y Amor,
podríamos alcanzar un estado evolutivo más armónico en la Tierra y entre los
habitantes de nuestro planeta.
En el mundo
judeo-cristiano se emplea una frase que resume toda la doctrina de Cristo: “Ama
a los demás como a ti mismo”. Y es cierto, pero aún siendo acertada la frase,
está centrada en el hombre y dirigida hacia otros hombres. Cuando la realidad
es que DEBEMOS AMAR PRIMERO A LA TIERRA, AL
AGUA, AL MOSQUITO, AL PLANETA, AL COSMOS, EN IGUAL MEDIDA Y MODO QUE A
NUESTROS HIJOS Y A NUESTRO PROJIMO.
De religiones
adoradoras de seres humanos divinizados, salen doctrinas dirigidas al hombre,
pero se nos olvida Gaia, la Tierra, que es la que nos sustenta y nos
alimenta. Desgraciadamente casi todas
las religiones están dirigidas al EGO personal y jerarquizas desde Dios, hijo
de Dios, santos, sacerdotes, monjas, bueno y malos. Hay religiones que prometen
paraísos donde incluso se regalan doncellas. Cuando el verdadero paraíso lo
tenemos que hacer nosotros en la Tierra.
Prometer Reinos
de Dios es una forma de proyectar al hombre a un futuro de premios y castigos,
cuando el verdadero reino de Dios es sobre todo un estado de conciencia
universal, donde no solo gozo yo del Todo, sino que todos, gozan conmigo.
He citado una
frase supuestamente atribuida a unos extraterrestres, a la pregunta de si ellos
creían en Dios. Ellos respondieron: “NOSOTROS CREEMOS EN LA OMNIPOTENTE FUERZA
QUE MUEVE 150.000.000.000.000 (BILLONES) DE UNIVERSOS. Estos seres adoran a una
fuerza, no a un ser que vivió o murió entre nosotros, plagado de imperfecciones
y de juicios relativos. Estos seres se
adentran el descubrimiento diario de un Dios que es igual arriba y abajo, que
está en el micro y en el macro-cosmos. Es por eso que aman, se respetan,
cooperan y no crean castas dominantes, pues el más perfecto de los mortales es
un insecto insignificante comparado con la grandeza del universo.
Debemos actuar
no por amor a Cristo, o a Buda o a Mahoma, sino por amor incondicional al ser
humano, que hoy se muere de hambre en África, como aquel que se pudre en una
cárcel del dictador de turno. Es por
esto que hemos repetido muchas veces. “O ENTERRAMOS A LOS DIOSES, O LOS DIOSES
NOS ENTIERRAN A TODOS NOSOTROS. DIVINICEMOS AL HOMBRE Y HUMANICEMOS A LOS
DIOSES”.
Los sabios y
hombres buenos que nos precedieron nos enseñaron las formas y maneras de
practicar la virtud. Jamás nos dijeron que les adoráramos. Tan solo que
practicáramos lo que ellos descubrieron y practicaron. Nosotros hemos levantado
templos de piedra y hemos creado una casta de sacerdotes ignorando su
enseñanza.
Hay un cuento
muy bonito que nos habla de cómo un ser humano tendió una cuerda entre las dos
orillas de un rio inexpugnable. Enseñó al hombre a pasar a la orilla, pero en
su esfuerzo de realizar tal proeza sucumbió bajo las aguas. Pasaron los años y
los siglos y el ser humano levantó una estatua en la orilla de rio y adoró a
este ser, pero no utilizo la cuerda y con el tiempo, esta se cubrió de
vegetación y desapareció a la vista del ser humano. ¿De qué le valió a este
hombre su sacrificio si no entendimos el sentido del mismo y su mandato?
Si queremos
evolucionar hacia un estado de progreso y de paz universal es necesario abolir
las religiones sustituyéndolas por una Ética universal donde se practique en
forma inequívoca la JUSTICIA, LA PAZ Y EL AMOR. Y donde definitivamente
desaparezcan las castas sacerdotales, que manipulan, venden, enajenan o imponen
un dios inventado por seres equivocados del pasado.
UN PATRON DE
GOBIERNO
Todo empezó en
el tiempo de los dinosaurios. El primate humano que vivía en ese tiempo se dio
cuenta que solo uniéndose en la caza contra aquellos grandes saurios podían
vivir y comer. Durante un tiempo cada hombre de la tribu, cogía su lanza y en
cuadrillas de caza conseguía matar a aquellos gigantes biológicos. Pero un día,
uno de los cazadores, llenos de miedo y con más astucia que los demás, les
dijo: “Yo os llevo las lanzas” y este señor de repente dejó de cazar, naciendo
de golpe, el gestor, el intermediario o el político. Con el tiempo el portador de lanzas, les dijo
que solo se las dejaba si le pagan un tributo. Siguió más adelante contratando
un guardia que preservaba su estatus y finalmente su hijo y el hijo de este
establecieron una casta de dominadores,
listos y guapos y unos súbditos, analfabetos, incapaces y pobres. Después el portador
de lanzas puso de su parte al chamán, y consiguió hacerles creer que si ellos
eran pobres, eran porque eran pecadores o por karma de otras vidas. El portador de lanzas tenía tal cantidad de
dinero, que fundó un banco y prestó dinero a los cazadores, que ahora no solo
estaban sometidos, por Ley, sino por Dios y por la hipoteca que debía al banco
que por otra parte era del portador de lanzas. Viendo algunos cazadores que el
negocio de gestión era más rentable que la de enfrentarse a la muerte, comenzaron
los intermediarios, los gestores y los sacerdotes. Que en nombre de la Ley, de
Dios y de las promesas que jamás cumplían, seguían dominando a los parias y los
sometidos.
Todo esto fue
posible por el llamado “Espíritu de manda” que está metido en nuestros genes
como implante cromo somático de nuestra naturaleza animal. En toda especie, siempre hay una lucha de
machos, que pelean por el poder y por llevarse a la mejor hembra. Cada macho
lucha con su par y con sus vecinos en esta constante lucha del dominio de unos
sobre otros. El sometido acepta y come más tarde, tiene menos hembras y soporta
la marginación de los más poderosos. Las hembras por su parte se ponen las
mejores galas para seducir a los mejores machos puesto que de esta manera sus
hijos serán más poderosos, y de así comienza la jerarquización de las guapas o más
dotadas o de las feas o menos dotadas.
El macho y hembra menos dotados tienen ante sí el modelo poderoso y como
algún desgraciado inventó el espejo, en cuanto se miraban en el mismo, viendo
que son menos musculados, menos guapas o
con menos atributos, comenzó la sumisión y la dejación de la libertad, para ser
guiados, controlados y dirigidos por los más fuertes.
Los monarcas,
los jefes, los políticos de hoy en día, gobiernan porque el ser humano vive aún
en el siglo XXI con el espíritu de la manada, sin encontrar su dignidad y su
autoestima personal.
Nosotros no somos
partidarios de un sistema de gobierno basado en los partidos políticos. Puesto
que estos partidos son procesos más o menos sectarios, jerarquizados y en estos
tiempos manipulados por el poder económico.
Los gobiernos
deben ser dirigidos por los sabios, no por los políticos. Estos sabios deben
ser mayores, experimentados y con una trayectoria intachable.
Nuestro sistema
de elección es asambleario. Y por otra parte muy fácil de llevar a cabo, con
poco coste y en poco tiempo. Una idea
sería por estricto sorteo cada cuatro años un 10% de los ciudadanos con derecho
a boto es llamado a la elección. Po ejemplo en un país de 30 millones de
votantes serían 3 millones los llamados a ser elegidos. De mi barrio por dicho
sorteo hemos salido dos a formar parte de esas listas. Tan solo necesitaríamos
una reunión para determinar cuál de los dos es el más cualificado. La siguiente
asamblea sería de todo el pueblo, donde acuden los elegidos en la primera
selección, ahora, en este caso, deben salir por ejemplo, 10 personas, que en
una o varias asambleas saldrían elegidos para la asamblea provincial, luego
vendría la asamblea regional y finalmente la nacional. En la culminación de este proceso se
nombraría un gobierno y una oposición, que durante cuatro o cinco años
ejercería el gobierno de la nación. Si uno de los nombrados no tiene la
suficiente preparación, para esto existen los asesores que pueden y deben
ayudarle.
Por encima de
este gobierno debe haber un consejo de sabios. Todos mayores de sesenta años,
con trayectorias intachables y que velarían porque ninguna Ley pueda ir contra
el derecho natural, contra la dignidad humana o contra los derechos
fundamentales de las personas. A los
cuatro o cinco años se pasaría a otro proceso de selección con el mismo
sistema. Esta si es una democracia pura
que antes o después los pueblos deberán practicar.
El jefe de la
nación sus ministros y cualquier cargo funcionarial debe ser por mandatos de
tiempo, nadie debe perpetuarse en ninguna forma de mando o de poder. Cada uno debe vivir en su propia casa,
cultivar su propia huerta y atender a los laborales sociales como cualquier
ciudadano. No deben haber palacios ni rangos autoritarios, sino funcionales,
prácticos y solidarios. Cada político debe cobrar sus honorarios sin mayores
meritos, beneficios o distinciones que cualquier otro ciudadano, pues gobernar
es ante todo un servicio a los demás y una responsabilidad ejemplar.
Los reyes,
caudillos o dictadores, así como dominadores y dominados son anacronismos de la Edad Media y de una
sociedad primitiva y jerarquizada.
Estos son ideas fundamentales de nuestro patón
de convivencia y de desarrollo social ideal. Por supuesto que todo esto se
puede puntualizar, enriquecer o desarrollar con más precisión y con más riqueza conceptual, pero se trata
de bosquejar unas ideas fundamentales que se basen en conceptos filosóficos,
éticos o sociales, dejando luego para los más preparados y el tiempo, el
desarrollo de dichos principios.
Gracias.
www.heliocentro.org
EL
SER EVOLUTIVO
He escrito en forma
figurada una frase que puede sonar altisonante o quizás inconveniente: “O
ENTERRAMOS A LOS DIOSES O LOS DIOSES NOS ENTIERRAN A TODOS” El fenómeno
religioso es uno de los frenos más importantes para el proceso evolutivo del
ser humano. A través de la Historia, diversas sociedades, deificaron a diversos
personajes y crearon religiones repletas de normas, de reglas y de dogmas. Se
definió a un Dios, que nadie vió. Se crearon cielos e infiernos. Cielos que
premiaban a los que cumplían las normas e infiernos que castigaban a los que no
se sometían. El cielo de unos es contemplativo y extasiado promete la
observación de un “Dios” bondadoso, sin hacer nada. A mi me parece muy
aburrido. Y en el infierno nos encontramos con un brasero de llamas incandescentes
que nos queman por toda la eternidad.
Existen otros grupos
religiosos que prometen en el cielo un montón de doncellas vírgenes a las que
nos favorecemos por toda la eternidad. No
está muy claro si a
las mujeres de estas religiones se les da otros tantos mancebos de los que
gozar. En otros grupos religiosos, el cielo parece ser un estado de conciencia
donde nos integramos en un todo universal, perdiendo la identidad. Otros nos
reencarnan de nuevo, incluso en animales. Dios es diverso en cada sociedad y en
cada pueblo. Cada uno lo fabrica a su imagen y semejanza. Realmente nada ni
nadie conoce a Dios, por tanto ante lo desconocido y por el simple respeto de
no adentrarse en lo que nos supera en ciencia y conciencia deberíamos dejar
esta concepto para que cada uno lo sienta y lo entienda de una manera
subjetiva. Lo curioso es que sin conocer nada, sin saber nada, todas las
opciones religiosas han nombrado ministros, sacerdotes, imanes e intermediarios
entre los pobres humanos y los dioses inventados.
Estos ministros de
dios han llegado a tener tal poder, que episodios históricos como la
inquisición o las represalias ante apostasías, herejías y revoluciones nos
muestran asesinatos inenarrables e impropios precisamente del dios al que
representaban. Los dogmas de cada norma religiosa siempre han estado
enfrentados y aún los están con la ciencia y el progreso científico. Es así que
las hogueras, las cárceles y los patíbulos han estado regados de sangre de
hombres progresistas, científicos y librepensadores que opinaron en contra de
la irracionalidad y del dogmatismo intolerante de dichas castas sacerdotales.
Religión etimológicamente viene de reglar o de crear reglas. Es por esto que el
espíritu en la religión se ve prisionero de dichas normas de reglas y de dogmas
y misterios que frenan la intuición y la percepción de dimensiones sin
fronteras, sin límites y sin frenos. El espíritu no tiene reglas materiales,
pues no está hecho de materia ni recibe premios materiales. Espiritualidad es
sinónimo de pasividad y no de acción. Se pondera como espiritualidad la
contemplación, la no acción y la vida sometida a la introspección profunda. Es
curioso ver a un monje en meditación profunda mientras las ratas se pasean por
encima de sus túnicas creando infecciones a miles de niños, que no tienen lo
necesario para vivir.
Ghandi decía: “como
quieren que hable a los hindúes de Dios, si para los indios, Dios es un trozo
de pan y de mantequilla”. Dejar pasear a las vacas sagradas por las avenidas de
las ciudades necesitándolas para comer no deja de ser una incongruencia para
los occidentales, pero algo sagrado para los orientales. Ahora bien: ¿Y qué
tiene que ver todo esto con Dios?….. Mandar un capellán castrense a bendecir un
submarino con misiles atómicos a bordo, ¿Qué tiene que ver con Dios?… ¿Qué es
una guerra Santa? ¿Es que hay alguna guerra Santa?… ¿Qué Dios proclama la
oblación del clítoris? ¿Qué norma sagrada, ética o moral, puede autorizar el
apedreamiento de una mujer por adúltera?…. ¿Qué dios ha mandado la circuncisión?
¿Quién ha visto a Dios creando reglas sobre el sexo?
NO ME INTERESA EL SER
ESPIRITUAL NI EL SER RELIGIOSO, PREFIERO EL SER EVOLUTIVO, QUE UTILIZA LA
RAZÓN, LA INTELIGENCIA Y LA CIENCIA, REVESTIDAS DE HUMANISMO. Sería deseable
abolir las religiones, creando una ética simple, que propicie la justicia, la
paz y el amor. Sería deseable practicar la virtud, pero de la mano de la
ciencia, de la inteligencia, de la razón, del aprendizaje histórico, de
criterios sanitarios adecuados, de recomendaciones psicológicas equilibradas y
de beneficios materiales necesarios y no superfluos. Humanicemos a los dioses y
divinicemos a los hombres. Y de una vez por todas, sería deseable, que
sacerdotes, imanes, monjes, intermediarios, contactados y profetas, se pusieran
a trabajar en la tercera dimensión, produciendo pan y mantequilla, dejando la
cuarta dimensión, y a Dios y lo sagrado que sean descubiertos por cada uno de
los seres humanos. ¡Derriben Vds. los templos de piedras, pues el verdadero
templo es personal, es de carne y hueso, donde brilla la luz del espíritu
individual, libre e intransferible, adornado de la práctica de la virtud! En
algún momento de la Historia tendremos que asumir nuestro fracaso. Todas las
religiones de la Tierra no han impedido que se nos mueran más de 20.000 niños
de hambre al día. Que la guerra, la injusticia, la droga, la enfermedad, la
codicia y otras tantas lindezas humanas rellenen los telediarios de todo el
mundo.
Lo curioso es que las
propias religiones tienen sus propias vías de escape, pues para algunos, el
hecho de que un niño se muera de hambre es simplemente Karma (castigo de su
vida anterior) El que es víctima de enfermedad se asemeja a su Dios que sufrió
aún más y que con su dolor redimió al hombre en su pecado; es por esto que cualquiera
de nuestros dolores nos identifica por debajo con el arquetipo sufriente que
hemos creado como Dios. Hay religiones que son todavía más pintorescas puesto
que por el hecho de nacer, ya tenemos pecado; es decir, que solo si Dios nos
redime podemos salvarnos de las llamas del infierno. Solo con una ceremonia
podemos redimirnos del pecado original. Sería deseable dejar a los recién
nacidos en paz. Los niños no tienen pecado original, puesto que nacieron del
amor, de la voluntad de sus padres. Nacieron inocentes, bellos, cariñosos,
tiernos y adorables. No concibo a ningún Dios que atribuya a un niño que viene
inocentemente a la vida cualquier pecado.
Sería interesante
descubrir a Dios en la medida que se cumplen las leyes naturales primordiales
de la vida en su derecho natural. Solo cuando no matemos, no robemos, no
mintamos, etc, etc, la sociedad podría escalar en la búsqueda de conceptos más
elevados como cooperación, solidaridad, ciencia consciente, etc, etc,
Finalmente entraríamos en las ciencias de lo imponderable de la profundidad del
Cosmos, de la inmortalidad. Y al final, como raza auto-realizada consciente y
evolutiva no buscaríamos a dios en los cielos o en la invisibilidad sino que
dios viviría en la paz, en el amor, en la justicia, en el progreso, en cada uno
de nosotros, en cada átomo de un planeta redimido de dolor y de sufrimiento.
Dios nos hablaría a través de la ternura de los maravillosos sonidos de un niño
llamando con su lengua inexperta a su mama. En la mirada de un ser sano que vive
sin miedo, en las lágrimas que se vierte al escuchar la sinfonía de la vida. En
el vuelo cadencioso de la mariposa o en la ternura infinita del abuelo guiando
con exquisito cuidado los primeros pasos de su nieto. Hemos escrito también:
EXPERIENCIA Nº 29.- ESPIRITUALIDAD
O EVOLUCIÓN
Existen religiones,
centros culturales, grupos de personas con filosofías ocultas o iniciáticas,
pero sobre todos ellos, en un plano imponderable, más allá del mundo de los
sueños, existe un templo, cuyas paredes no son de piedra, sino de prana puro.
Es el lugar sagrado donde se reúnen desde hace miles de años, “Los hijos del
Sol”. Basta con desdoblarse, dejando el cuerpo físico en estado cataléptico,
para desplazar el cuerpo astral, hacia los rincones del “no tiempo” y penetrar
en el Templo del Sol. Este templo está asistido por seres de altísima evolución
provenientes de los rincones más alejados de la Galaxia.
Maestros ascendidos,
que habiendo terminado su ciclo de reencarnaciones físicas en la Tierra,
habrían aceptado servir como profesores en dicho templo, reciben a los
iniciados que han podido romper las cadenas de los apegos materiales. Seres
asombrosos, con miles de millones de años de evolución, acuden a dicho templo a
las reuniones qué, siguiendo el ciclo astral planetario, se convocan para
perpetuar el conocimiento sagrado, e impulsar la actividad de la Fraternidad de
los Hijos del Sol.
Tal y como decía
Einstein, existen pasillos o agujeros entre los universos o diversos planos
existenciales. En la misma medida, desde el plano de la conciencia, existen
centros de conocimiento atemporales, donde los diversos estratos de sabiduría
se conectan. Cada iniciado, puede y debe escalar dichos planos, almacenando en
su espíritu, las experiencias de las diversas reencarnaciones y los periodos
post-morten, que siguen a las mismas. Todos los seres humanos han tenido sueños
o percepciones de estos templos. Es común describir templos con columnas donde
se ha accedido en tal o cual sueño. Templos llenos de luz, con seres vestidos
con túnicas. Lugares donde cientos o miles de personas se reúnen, pero con
atuendos, caras y fisiognomías extrañas y atípicas para la percepción humana.
Aulas en forma de media luna, donde se celebran acontecimientos, asambleas y
acuerdos. Es también común escuchar percepciones o sueños, donde tal o cual
persona, ha sido llevado a una ceremonia, donde le han besado en la boca o le
han señalado en la frente, incluso le han puesto un medallón. Otras narraciones
hablan de experiencias oníricas muy profundas, incluso traumáticas, en las que
les ha sido introducido un extraño objeto o piedra preciosa en el entrecejo o
en el pecho.
En la medida que
nuestro cuerpo y existencia material tiene su lógica, y su biología vivencial;
el espíritu, vive en el cuerpo realizando experiencias que le den el
conocimiento. Pero nos volveríamos locos, si fuéramos capaces de recordar todos
y cada uno de los sueños y experiencias oníricas que se dan en la negrura de la
noche. En un determinado momento este viaje al otro lado, se puede hacer
consciente.
Algunos viajeros de
principios del siglo pasado, como Roerich, se quedaron perplejos cuando lamas
del Tíbet describían tal o cual calle de New York o los palacios de San
Petersburgo, sin haber salido jamás de las altas cumbres de los Himalayas. Pero
el asombro era mayor, cuando estos seres, con una disciplina profunda en el
desdoblamiento del cuerpo, hablaban de otros planos de existencia, de planetas
habitados, de seres que viajaban en extraños vehículos espaciales por todo el
Universo. De templos de conocimiento, donde se recibía la luz del espíritu, que
al ser humano le hace consciente de la sabiduría divina.
Yo también acudí a
dicho templo. La experiencia, fue corta en su vivencia, pero en el regreso a la
vigilia consciente, se dispararon en mi cerebro miles de imágenes,
razonamientos, reflexiones, que ahora mismo tengo dudas de poder verter, tal y
como las concibió mi espíritu. Y es que el conocimiento que se recibe en la
cuarta dimensión, resulta imposible o extremadamente difícil, verterlo en el
plano humano. Pero no solo resulta difícil, sino peligroso, incluso arrogante o
en cierta medida subversiva. Es por esto que he tenido dudas en contar estas
vivencias, pues pertenecen, más a mi plano subjetivo, que al conocimiento
común. En cualquier caso, no dormiría tranquilo sin contarlo, pues quizás a
unos pocos le valga, no tanto para que acepten cuanto cuento, sino como acicate
para cuestionarse su vida, su conocimiento y sus principios éticos y espirituales.
De antemano, debo pedir perdón, para quienes se sientan heridos en su fe.
Era de noche. Estaba
durmiendo plácidamente. En un momento vi como mi cuerpo se desdoblaba. Fui
llevado a una sala, donde había baldosas blancas y negras en forma de rombo.
Aquella sala era un lugar de iniciación. A mi derecha estaba mi madre y frente
a mí, estaba mi maestro. Luego, con la desaprobación de la madre, mi maestro me
besó en la boca. Su beso sabía dulce, aunque en mis entrañas sentí el amargor
de algo que removía mis
órganos. –Este eres
tú- Me dijo, y al instante, vi que era viejo, con barba y pelo blanco, pero
además de ser viejo, era sabio, inmensamente sabio. Fue este anciano, que al
parecer era yo o habita en mi, quien acudió al templo antes citado. Allí fui
recibido por tres seres casi idénticos, que con trajes luminosos me miraban con
una ternura infinita. Me entró una gran congoja al ver que yo era
insignificante ante aquellas entidades.
He dicho al principio
que esta experiencia es corta. Realmente fue así, puesto que una voz, que salía
de los tres a la vez, y que yo escuchaba sobre todo en mi cabeza, me dijo: “No
nos gusta el ser espiritual, sino el ser evolutivo” Y aunque parezca mentira,
aquí termina la experiencia onírica. Lo más terrible, fue volver a la vigilia
de la mañana siguiente, puesto que al despertar, todo lo que estaba a mi
alrededor, comenzó a manifestarse de otra manera, Cada cosa me hablaba y me
hacía sentir incómodo, puesto que comprobaba la forma de vivir y de pensar del
ser humano y me sentí avergonzado. Todo adquirió una dimensión renovada, que
chocaba contra mis principios morales, que yo pensaba que eran sólidos y bien
estructurados. Simplemente, no hemos entendido nada, pero lo más grave, es que
morimos y nos matamos en nombre de nuestros errores y concepciones morales,
espirituales y religiosas. Voy a intentar poner palabras a las sensaciones que
viví después de aquella insignificante experiencia. Imaginad un carpintero de
hace dos mil años. En su taller tenía madera, incluso varias variedades de
madera, clavos, herramientas y por supuesto el ingenio necesario para hacer
sillas curvas, planas, grandes, pequeñas, artísticas, etc. Etc. incluso lograba
hacer verdaderas obras maestras, ingeniosas y avanzadas a su tiempo. Pero
siempre terminaban por ser sillas de madera, con incrustaciones de metal, de
nácar o de oro.
Imaginad ahora un
carpintero, con las mismas habilidades, pero dos mil años más tarde; es decir,
un carpintero de nuestro tiempo. Este artesano con la misma pericia que el antiguo,
podía, no obstante, hacer la silla de plástico, de aluminio, de metacrilato.
Combinando cientos de miles de variantes, en la medida que no solo tenía clavos
y madera, sino todos los elementos que la ciencia y la investigación, ha
conseguido descubrir en estos dos mil años que separan a ambos.
El primer carpintero
es un “artista espiritual” el segundo es un artista igualmente, pero más
evolucionado. La diferencia por tanto está en la experiencia acumulada en el
segundo, que es superior al primero. No es mejor el uno que el otro, ni bueno
ni malo, sino simplemente más evolutivo, más viejo y por tanto con más
recursos. Este pequeño ejemplo me da pié a juzgar comportamientos entre lo
espiritual y lo evolutivo, que sigue el mismo patrón; es decir, tiempo, evolución
y experiencia. Voy por tanto a desvelar teorías que pueden parecer heréticas,
en la medida que parecen agredir a la doctrina, cuando simplemente son
reflexiones basadas en el conocimiento de seres que han caminado hace miles o
millones de años por nuestro tiempo. Lecciones, que son impartidas en el templo
de “Los hijos del Sol”
Tomemos el ejemplo de
un ser altamente espiritual. Se me ocurre un místico ejemplar o un santo
incuestionable de nuestra Historia. Por ejemplo: San Francisco de Asís.
Este ser calificado
de místico o espiritual, renunció al mundo, a la riqueza, a la cultura popular
de su época, al amor de su enamorada. Se despojó de todo, caminaba desnudo.
Abrazaba a las fieras. Sublimó la pobreza y la renuncia de la vida, para
someterse al auto-martirio, al retiro y a la miseria. Murió de tuberculosis
joven, pues los excesos que realizó en nombre de Cristo pudieron con su vida.
Este ser por celo a dicho amor, viajó a oriente a intentar convencer a monarcas
y clérigos del error de sus respectivas doctrinas, invitándoles a abrazar la
religión cristina. San Francisco de Asís, reprodujo los estigmas de Cristo y
finalmente creó una orden de clérigos que siguieron su ejemplo, con el voto de
pobreza, de castidad y de renuncia. Este santo es uno de los más venerados de
la cultura Católica, Este ser es esencialmente la expresión de un ser
espiritual. Pero siendo espiritual, San Francisco de Asís, no responde al
patrón de un ser evolutivo; más bien por el contrario. Resulta ser contrario al
plano de lo correcto, de lo equilibrado y de lo que los seres superiores
entienden como evolutivo.
Desde el punto de
vista evolutivo, sacrificar, martirizar, o atentar contra el cuerpo físico es
un gravísimo delito. Pues el cuerpo es la mejor herramienta que tiene el espíritu
para experimentar. Comer lo correcto, hacer ejercicio físico, realizar tareas
psicosomáticas para que nuestro cuerpo este sano, es un deber, además de un
derecho sagrado. Pero desde el punto de vista espiritual darse latigazos, pasar
privaciones de hambre o poner cilicios punzantes para mortificar la carne es
bueno. Sobre todo si se hace en nombre de Cristo. Tengo la absoluta seguridad
que Cristo, no autorizaría de ninguna manea realizar en su nombre todas estas
vejaciones. San Francisco de Asís, no podía sino seguir el modelo de su dios.
Si el murió en la Cruz por todos nosotros, pues yo debo imitarle muriendo en
una o mil formas diversas. Estos comportamientos responden a un proceso
espiritual basado en una forma de cultura, a un modelo ejemplarizado de Cristo,
pero no solo no es evolutivo, sino que es contrario a toda forma de progreso
armónico. Debo razonar esto desde un punto de vista psico-social para que veáis
la diferencia entre lo espiritual y lo evolutivo.
En una sociedad
superior; es decir de carpinteros que han avanzado varios miles de años que
nosotros, es inconcebible que un solo miembro de su comunidad, planeta o
sociedad se muera de hambre. Si esto ocurre, se para todo, se cuestiona todo,
se retoma todo proceso ético, puesto que para ellos cuando un hombre muere de
hambre, muere Dios, en igual medida. Pues Dios, es todo, está en todo y se
realiza colectivamente con todo.
En la sociedad
terrestre, y sobre todo en las sociedades antiguas, al darse terribles
desigualdades sociales, debían de buscar un sistema psico-social, incluso
religioso, que les permitiera vivir, sin cuestionarse o parar la evolución
colectiva. Así pues si un pobre se muere de hambre en la India; no es sino el
resultado de su Karma; es decir, de su pecado de la vida anterior. Y si se
muere de hambre en occidente, al ser la pobreza algo que realiza
espiritualmente, incluso buscado por el propio San Francisco de Asís, pues
resulta aceptable, incluso virtuoso. Siempre está el plano comparativo por el
cual, si tal o cual desgraciado sufre, muere o pasa privaciones; más sufrió,
más padeció y más renunció, el arquetipo cultural llamado Dios, que es
Jesucristo. Por tanto tuvieron la necesidad de trasladar una religión basada en
el dolor, en la sangre y en la muerte, puesto que de esta manear, la sangre,
dolor y muerte social, parecía responder a algo previsible, deseable incluso
necesario. Es por esto que la pobreza, puede ser incluso el mejor camino para
alcanzar la virtud. Pero en una sociedad evolutiva, la pobreza engendra miseria,
desigualdad y resentimiento, retrasando el progreso y la evolución colectiva.
En una sociedad positiva se para la vida si desde su estrato social, emerge
algún acto de dolor, de pobreza o de muerte. Siguiendo ese modelo “espiritual”
la renuncia al sexo; es decir, la práctica del celibato, acerca a Dios. Por
supuesto acerca a un Dios de renuncia, un poco masoquista. Así pues San
Francisco de Asís, entendía que si rechazaba a su amada, podía conseguir
acercarse más y mejor, al Dios que le habían trasmitido sus padres, sus
sacerdotes o las escrituras.
Pero desde el punto
de vista “evolutivo” renunciar al sexo no solo no es espiritual, sino contrario
al proceso de crecimiento de la especie. Todo ser de una sociedad superior,
debe cuidar su cuerpo, su alma, su espíritu, para realizar en el momento
preciso, el acto más sagrado de la evolución; es decir, trasladar la vida, la
cultura, la inteligencia y el aprendizaje experimentado en un niño, que seguirá
en la misma media y modo, haciendo progresar la raza en el vasto Universo que
nos contempla. En la sociedad evolutiva la práctica del sexo, sigue un patrón
perfecto, no degenerado, puesto al servicio de la perpetuación ascendente de su
especie. Pues si en un campo no se da la polarización, no se mezcla especie con
especie, muere la vida y todo se queda yermo. Desde el punto de vista
psico-social, el poderoso, con recursos adecuados, podía y debía tomar como
esposas a una o varias de ellas. Así pues, que Mahoma tuviera una treintena de
esposas, es para sus seguidores un acto de compasión y de amor a esas pobres
mujeres desvalidas. Mientras que en occidente, si eres pobre y no puedes
mantener esposa, pues deberás frustrar tu deseo, haciendo que tú renuncia sea
santa y te eleve a dios. Así pues el poderoso, con muchas esposas, complace a
Dios por ser generoso y caritativo antes las indefensas mujeres y el pobre,
renunciando a la esposa, se hace santo por la práctica del celibato sagrado. De
esta manera la locura social, sigue adelante, complaciendo a Dioses y hombres.
En un modelo
evolutivo esto es aberrante. Simplemente porque la mujer en estos modelos
sociales no deja de ser un pseudo-animal, sin dignidad al servicio del hombre.
En las sociedades superiores, el hombre y mujer, desde el plano de la absoluta
igualdad y dignidad, resuelven reflexivamente seguir el consejo de su corazón y
de los sabios para tener un hijo perfecto, en forma perfecta y por supuesto
inmensamente feliz. En una sociedad evolutiva, no es concebible tener un hijo,
si el padre o la madre tienen taras físicas o psicológicas, si no se dan las
condiciones sanitarias adecuadas o si existen limitaciones alimentarias o de
recursos materiales. Esto es un acto tan sagrado, que compromete no solo a los
padres, sino a todas las fuerzas sociales.
En nuestro planeta,
se dan procesos religiosos tan esperpénticos, que incluso la práctica del sexo,
que es algo biológico y consustancial a la raza, debía ser manipulado y
utilizado como arma de poder por las castas dominantes. Así pues se crea el
modelo de “pecado” por el cual, el sexo, ya no pertenece tanto al hombre sino a
Dios y por supuesto a sus representantes en la Tierra. Como la práctica del
sexo es imposible pararla, pues se debe practicarlo pero siempre para concebir
hijos. De esta manera es algo aceptable y querido por la doctrina. Cuando el
verdadero pecado, no es la práctica del sexo, que es una función hormonal
consustancial al ser humano, sino el concebir hijos de padres tarados, mermados
poco preparados, sin recursos, sin medios y en condiciones indeseables para la
dignidad del espíritu del niño. Imaginen Vds. Que al Estado o a tal o cual
casta dominante, se les ocurra poner un impuesto, cada vez que practicamos el
sexo. Bastaría con poner un simple neurotransmisor electrónico en los órganos
sexuales para controlarlo. Sería un impuesto más. Bueno; de la misma manera,
otra casta sacerdotal, a lo largo de la historia, ha puesto un elemento de
control mucho más poderoso y más eficaz, que un electrodo. Me refiero al
mecanismo de “pecado”. Si cada vez que practico el sexo, cometo pecado y me voy
al infierno, mi vida puede ser tan atormentada que puedo llegar a somatizar
patologías gravísimas, frustrando mi vida y la de los demás.
En una sociedad
evolutiva el sexo no es un problema, pues el ser equilibrado sabe cuando, como
y de qué manera puede y debe ejercitar las funciones fisiológicas que competen
a su salud física y psicosomática. En una sociedad evolutiva no se amenaza a
nadie con el infierno. Resulta ser un recurso de terror impropio de un ser
evolucionado. Para las sociedades más experimentadas el infierno es la
ignorancia y el alejamiento de la luz del conocimiento. En nuestras sociedades
maniqueístas el cielo e infierno
son atributos creados
en forma ficticia para premiar a los que se someten y castigar a los que no
aceptan un orden humano equivocado. San Francisco de Asís, se aleja de la
sociedad y de su cultura de su tiempo y se recluye en unas ruinas, haciendo un
terrible esfuerzo, con frio, dolor, privaciones para asemejarse a su modelo
cultura, doliente y sangrante de Cristo. Esto es heroico y altamente espiritual
de acuerdo a nuestro patrón cultural.
Pero desde el punto
de vista evolutivo esto es una aberración, que no solo no te acerca a Dios,
sino al mal. El ser evolutivo de una sociedad más perfecta, no solo practica la
virtud con equilibrio, sino que se rodea del vestido perfecto, de los hábitos,
y alimentos perfectos. Tiene lo necesario, nunca lo superfluo y se cultiva
proporcionalmente en la ciencia, en el arte, en la meditación, en la materia y
en cualquier forma del poliédrico conocimiento de la ciencia y del espíritu. El
ser evolutivo no solo no busca la soledad marginal, sino que práctica en forma
equilibrada la cooperación de los demás y los periodos de auto-reflexión
personal. En las sociedades evolutivas se sabe que todos los seres, no son sino
un solo ser pensante, interconexionado y dependiente. No tiene por tanto
sentido vivir aislado o intentar separarse el proceso sociológico de todo. San
Francisco de Asís, imbuido del auto-convencimiento de que su opción religiosa
es la correcta intenta convencer a otro hombre, que en igual medida estaba
convencido que su dios era mejor, más perfecto y por tanto con la capacidad de
compadecerse del infiel, que en igual medida trataba de convencerle de lo
contrario. El proselitismo, llamado la evangelización es un modelo espiritual
deseable y practicado por todas las iglesias de la Tierra. En el modelo
evolutivo, ninguna sociedad más avanzada, impone en forma activa o pasiva sus
ideas, su cultura o su ética a otra sociedad menos evolutiva. Las
civilizaciones superiores saben que la sabiduría se conquista por el
auto-convencimiento y el autodescubrimiento. Los seres elevados están siempre
en la senda del progreso, y esperan pacientes a que otros más atrasados avancen
en el camino por si mismos hasta reencontrarse en un plano participativo de
igualdad.
El afán de las
sociedades espirituales por imponer su criterio de salvación a otros, ha
generado a lo largo de la historia guerras santas, cruzadas y lo que es peor
inquisiciones asesinas con aberrantes crímenes, practicados en nombre de Dios.
En las sociedades evolutivas nada ni nadie puede justificar la muerte de ningún
semejante y menos en nombre de Dios. En una sociedad consciente, es imposible
seguir manteniendo una estructura como la Iglesia, después de haber practicado
crímenes crueles de quemados en la hoguera, asesinados, torturados y
ajusticiados en nombre de Dios. La simple vergüenza personal y la reflexión de
que Dios nada tiene que ver con estas abominaciones, haría replantearse la
existencia misma del ser humano y de sus principios morales y por supuesto no
manchar la imagen de Dios, manteniendo la misma estructura asesina.
En las sociedades
espirituales y en las diversas religiones, se personifica a Dios en hijos
predilectos, profetas salvadores, mesías redentores, etc.etc. El ser humano
adora a seres antropomórficos, hijos únicos de Dios o personificaciones de la
deidad. El problema es que si Dios es negro, los blancos se sienten marginados,
y si nace en África, los Asiáticos se preguntan porque no en su territorio.
Cada tribu posee su propia deidad. En el modelo evolutivo personificar a Dios
en un ser humano, es impensable, pues sería una forma gravísima de disminuir la
Deidad. Todos siguen, persiguen y conciben un principio creador inalcanzable,
infinito, absoluto y perfecto. En las sociedades evolutivas, Dios es y habita
en cada hálito de vida en cada microbio en cada partícula de la naturaleza. Es
por ello que todo es digno de respeto y de amor, que nada puede ser destruido.
Todo vive en un devenir perfecto. En las sociedades espirituales, se sale de
adorar a un madero en una iglesia y se quema un bosque impunemente o se bendice
un submarino atómico en nombre de Dios o se reza hoy y mañana se fabrica una
bomba capaz de matar a millones de seres humanos. En las sociedades
espirituales es bueno inmolarse en nombre de Dios, puesto que al otro lado de
la muerte el mártir es recompensado con cientos de doncellas, comidas, paraísos
y tratos de favor.
En el modelo
evolutivo matar una simple lombriz es un acto grave, pues la lombriz de hoy,
mañana será serpiente, pasado mañana se pondrá de pié y dentro de millones de
años será un ser antropomórfico repleto de experiencias, capaz de albergar un
espíritu. En las sociedades espirituales se suplica a los muertos y se les
adora en los cuadros, iglesias e iconografías de los mismos. En las sociedades
evolutivas, hasta los niños saben que la muerte no existe, pues el espíritu no
puede morir de ninguna manera. En las sociedades experimentadas se sabe que
solo “los muertos se ocupan de los muertos”.
En la Tierra se
levantan estatuas a héroes, que en nombre de la patria mataron a miles de
enemigos. En las sociedades evolutivas, cualquier ser que mate a miles de
personas, por el motivo que sea, no es digno de respeto ni de reconocimiento.
Nadie pude concebir que un ser humano mate a otro por una bandera, una frontera
o una constitución. La vida en estas sociedades es divina y merece el cuidado y
el respeto absoluto. En el modelo espiritual morir o matar en nombre de
principios, dioses o preceptos complace a Dios.
San Francisco de Asís
es un digno modelo espiritual, reverenciado y admirado por millones de seres,
que conciben a Dios de esta manera. Estos seres son absolutamente respetables.
Son el carpintero que hace maravillas con madera y clavos. Pero que no han dado
el paso evolutivo, que ya los niños recién nacidos intuyen y comienzan a
construir. Serán estos niños, los que derriben las iglesias, quemen los
recuerdos de dolor y de enfrentamiento religioso, para sustituirlos por una
ética humanística, que practique la virtud por encima de cualquier fanatismo.
El ser evolutivo del futuro; es decir el carpintero que además de clavos y
madera tiene dos mil años más de evolución concibe a un ser evolutivo que: –
Ama y cuida su cuerpo, pues sabe que es el templo del espíritu. Cuida su
comida, hace deporte, no come productos insanos, ni alcohol, ni tabaco, ni come
carnes, pues para comer carne, antes hay que matarlo. Y el propio amor y
consideración de su propio cuerpo, le hace respetar en igual medida el cuerpo
de su vecino o de cualquier ser vivo.
- Genera mediante el
trabajo y la autodisciplina la riqueza necesaria para tener lo necesario y
nunca lo superfluo. Y en igual medida trabaja para que sus semejantes tengan la
misma dignidad económica o existencial. Un ser evolutivo jamás podría almacenar
riqueza. Su fortuna debe ser la de las virtudes y nunca los elementos
materiales. Nunca veréis a un ángel (extraterrestre) con un pantalón remendado
o con una astronave remachada con hojalata. Todos los seres evolutivos tienen
precisamente los medios para que su vida y la de sus semejantes sea conforme a
la ética Universal. – Estudia, lee, se cultiva, investiga y aprende en todas
las ramas del saber. En las sociedades evolutivas el sabio trabaja
equilibradamente en la ciencia, en el humanismo, en la ética, en las ciencias
naturales, en la ingeniería, etc. etc. Dedicar todo el tiempo al estudio de las
escrituras sagradas se considera una pérdida de tiempo, y estudiar solo una
rama del saber, una obsesión. En las sociedades superiores se cultiva
proporcionalmente el cuerpo, el alma y el espíritu.
- Crea, construye y
edifica su familia, su hogar, su casa. Ama, cuida y reverencia a sus antepasados
y educa e instruye a sus hijos en la sabiduría de los sabios que le han
precedido. En las sociedades evolutivas la casa propia tiene la misma
consideración, cuidado y respeto que el propio planeta, y que la casa y morada
de sus semejantes. Un ser evolutivo no corta un árbol, pues todos están
contados y son válidos, no mata a un animal pues todos son una familia. No
poluciona, ni produce ruidos, ni realiza pintadas, ni atenta contra la vida. –
No se queda atado a los dogmas, del pasado. Aprende de los sabios, pero no
adora a nadie. En las moradas de los seres superiores no se ven fotos de
santos, ni seres humanos, sino flores, plantas y pinturas creativas y
artísticas. En las sociedades evolutivas todo ser debe crear y mejorar el
pasado. Todos son pintores, poetas, artistas, pero además científicos,
filósofos, etc. etc.… En las sociedades evolutivas, se ama igual a tu propio
hijo, que a los hijos de tus semejantes. Es inconcebible que un solo ser muera
de hambre. – Nadie esta ocioso. Todos trabajan, todos cuidan de todos. Todos
contribuyen al bien común, por encima de sus propios intereses personales. En
las sociedades evolutivas la salud personal y pública es uno de los ideales
perseguidos y valorados por encima de cualquier otro bien material.
- El ser evolutivo
considera al hombre y mujer como idénticos en respeto, dignidad y personalidad.
El matrimonio es una elección libre y dura tanto tiempo como el amor que se
profesan. Tener un hijo es el resultado de dicho amor, y de un acto consciente,
sagrado y respetuoso no solo para cada uno de los cónyuges, sino para el
espíritu que desean reencarnar. – La muerte no es el final de todo, sino el
comienzo de la verdadera vida. Nadie puede morir eternamente, ni deseándolo con
todas sus fuerzas. En las sociedades evolucionadas la muerte es parte de la
vida. No se pueden ver cultos a los muertos, ni fotos ni estatuas que les
representen. La reencarnación es una de las verdades cósmicas aceptada por
cualquier sociedad auto-realizada y consciente. – No existen sacerdotes, ni
representantes de Dios. Un sacerdote y un científico son seres evolutivos, no
existe el concepto espiritual como tal, ni unos son superiores a otros. Todos
son necesarios, pero un oficio, una vocación, una profesión no es mejor que
otra. Todos los seres evolutivos buscan la práctica de la virtud y se realizan
en la ética colectiva. El Humanismo y el amor son las metas a alcanzar.
- El ser evolutivo se
realiza mediante su vocación profesional. Todos los seres tienen derecho a
realizarse profesionalmente en sus inclinaciones y habilidades. Pero nadie
puede sustraerse a formar parte del colectivo social. En las sociedades
perfectas, se conjuga con equilibrio entre la vocación personal y colectiva. –
Mi individualidad es sagrada, pero no menos importante que el conjunto. El
último niño nacido en las sociedades evolutivas es el ser más perfecto, el
mejor de los sabios, puesto que el último de los nacidos reúne la información
de todos los antepasados. – El templo en las sociedades evolucionadas está formado
por paredes de quietud, de meditación, de introspección. No existen dogmas, ni
religiones ni control del alma y del espíritu de cada individuo. No hay
infiernos ni cielos, ni pecados. Solo consciencia o inconsciencia. Sabiduría o
ignorancia. Es inconcebible para una sociedad superior estigmatizar las heridas
de guerra del profeta de Dios o las llagas de Cristo. Una religión que eleva el
dolor, la sangre y la muerte a valores espirituales, es la negación del más
mínimo proceso evolutivo.
Ninguna sociedad del
Cosmos puede vivir adorando a su dios correspondiente, mientras se fabrican
bombas atómicas, capaces de destruir el planea a nivel de polvo, cuarenta veces
seguidas. Pero lo que es aún más grave, ninguna sociedad evolucionada puede
mandar capellanes a los ejércitos para bendecir a los que matan y a los que
mueren en nombre de los valores espirituales, éticos o patrióticos, que
nuestras sociedades citan. Después de aquella experiencia, a la semana
siguiente, tuve un sueño, aún más perturbador, pues estando profundamente
dormido, vi como mi cuerpo volvía a separarse y viajaba otra vez al templo.
Dentro del mismo, vi llorando a Jesucristo, a Mahoma, a Buda, a Rama y a otros
tantos seres que al parecer habían inspirado las religiones del mundo
suplicándome que hiciera lo posible para que se destruyeran todos los templos,
para que los seres humanos les dejaran en paz y no les invocaran, para que se
dejara; de una vez por todas de invocar a Dios en su nombre. Aquella
experiencia me hizo comprender la diferencia entre el ser espiritual y el ser
evolutivo.
La era de Piscis ha
terminado, pero los estertores de sus prácticas y hábitos todavía persisten en
los viejos hábitos. En las religiones y dogmas, en los dioses, profetas e
iluminados de cada opción espiritual. Aunque ahora suene a herejía, dentro de
doscientos o trescientos años, Mahoma, Jesucristo, Buda o cualquier otro ser
divino, formará parte de los hitos históricos. Serán anécdotas culturales. Nada
más. Los iniciados que reencarnan en nuestros hijos y nietos, tienen la misión
de destruir los templos, derribar a los dioses. Pues ellos saben, que “O
enterramos a los dioses o los dioses nos entierran a todos” en guerras santas,
herejías, dogmas, cismas, apostasías e infiernos. Todo es cuestión de tiempo.
Tan solo hay que esperar a que los carpinteros del mañana tengan además de
clavos y madera, nuevos materiales, nuevas herramientas y nuevas experiencias.
Finalmente el ser
humano aprenderá a ver a Dios en la planta, en el búfalo, en el niño o en los
amaneceres de este bello planeta. Finalmente el ser humano descubrirá que su
cuerpo no termina en el límite de su piel, sino en la del lagarto o en el del
arco iris que iluminará el mañana. Finalmente el ser humano dejara de ser
espiritual para ser evolucionado.
Lice Moreno